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Me gustaría hacer en este espacio una breve reflexión de la industria de la vivienda en nuestro país, de la visión que como desarrolladores tenemos y de los nuevos retos a los que nos enfrentamos.
Atrás quedaron los tiempos del crecimiento exponencial de la industria el cual comenzó hace poco más de 10 años, cuando se incrementaron el número y el tamaño de las empresas desarrolladoras, de la mano del aumento de la construcción de casas y el otorgamiento de créditos de organismos como el Infonavit y Fovissste, así como de las sofoles hipotecarias.
Posteriormente llegó la crisis internacional, pero la fortaleza en la que está sustentado el modelo viviendero del país ayudó a que ésta no nos afectara de manera tan dramática como pasó en otras regiones.
Pero, la pregunta primordial es ¿hoy dónde estamos parados y qué sigue?
Hoy no estamos preocupados exclusivamente del crecimiento del número de casas que se construyen. Hemos entrado en una dinámica constante de mejorar la calidad de vida de los habitantes de los desarrollos que construimos y con intención menciono los desarrollos y no las casas, ya que hemos venido trabajando para convencernos de que lo que construimos no son casas únicamente, sino comunidades, eso ha implicado viviendas y conjuntos con mayor calidad, con más y mejores servicios, con equipamientos educativos, de esparcimiento y sociales, donde interactúen los vecinos, creando y creciendo sus comunidades, en el lugar donde se van a desarrollar sus hijos, con viviendas cada vez más sustentables y no me refiero exclusivamente al término de sustentabilidad en el sentido de ecotecnologías, o hipotecas verdes, sino también sustentabilidad del entorno en su conjunto, de que generen dinámicas exitosas hacia dentro de sus comunidades e integrándose con actividad económica a la sociedad que los rodea.
La calidad y las opiniones de los habitantes de los conjuntos es cada vez más un tema por el cual estamos interesados y eso sin duda genera un círculo virtuoso en el que estamos poniendo más énfasis al cliente y a sus necesidades.
Creo que hoy debemos hacer una alto en el camino y cuestionarnos si es esto suficiente, ¿Estamos haciendo como industria todo lo que está en nuestras manos?, ¿tenemos trazado el rumbo claro hacia dónde nos dirigimos?, hay que preguntarnos si estamos hoy donde estamos como producto de la planeación de años atrás o como producto de las circunstancias, ¿no es que estamos acaso inmersos en la inercia de lo que algún competidor innove para copiarle y que se convierta en una tendencia o quizás como respuesta a alguna ley que se promulgue o a que algún organismo cambie las reglas de crédito o de subsidio?
Los cuestionamientos pueden ser innumerables y sin duda alguna mucho se está haciendo desde diferentes trincheras, iniciativas y programas hay en todas partes, tanto de organismos del sector público como de empresas o bancos del sector privado, pero… ¿no será que se requiere que nos coordinemos más?, ¿que tengamos una visión de industria? Que vislumbremos ¿qué queremos en el futuro? y demos los pasos decididos para llegar a ello por el camino más adecuado.
Creo que estamos en un estupendo momento de marcarnos el rumbo de la industria de la vivienda en México a mediano y largo plazo con la interacción de todos los involucrados